domingo, 2 de junio de 2013

Los hijos bastardos de la globalización


No sé lo que es globalización
No sé lo que son derechos humanos
Solo soy un eslabón, una pieza más de un puzzle macabro

La globalización tiene hijos e hijas que pagan el peor precio por la abundancia en otras regiones del mundo que no conocerán. Cuando las grandes transnacionales se van a buscar mano de obra barata, producción barata y política barata, terminan con muertes.

Quiero recordar en esta publicación una evidencia de esto: más de 1100 personas que fallecieron aplastadas cuando se derrumbó el edificio de fábricas donde 'trabajaban'. Es decir, donde eran explotados y explotadas como esclavas. Hijos bastardos de la globalización, como nos canta Ska-P.

Sucedió en Bangladesh, el pasado 24 de abril, fecha simbólica para el movimiento social costarricense.

Rana Plaza se llama la tumba de estas personas, en su mayoría mujeres. Un edificio de ocho pisos que tenía permiso solo para cinco. Un edificio al que le aparecieron grandes grietas días antes de la catástrofe que los directivos ignoraron. Un edificio en donde personas eran esclavizadas en nombre de las ganancias de empresas como Gap, Walmart o Mango.

Es un claro ejemplo más de cuál es el dios que hay que adorar
el fin justificará los medios ante el dios dinero, dios dinero

Las condiciones laborales son muy duras en el sector textil de Bangladesh, terceros en estas exportaciones sin ver los beneficios. La mitad de su población es pobre, lo que deja a las y los trabajadores vulnerables ante estas grandes empresas. Fueron colonia inglesa, sufrieron la independencia y también sufrieron las políticas del Fondo Monetario Internacional.

Mucha de la ropa que se compra en Costa Rica es producida en Bangladesh, a ese precio en vidas humanas. Y la noticia del derrumbe llega, pasa y listo.

Pero esos y esas bangladesíes son como usted y como yo. En este mundo, las empresas y las mercancías se mueven por donde les da la gana; la conciencia no. La conciencia hay que hacerla circular aunque no quieran. Hay que recordar todo este sufirmiento humano cuando les veamos anunciarse con total impunidad.

Condenados, explotados
¡Son hijos bastardos de la globalización!

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